Según los distintos adjetivos que siempre acompañan a este valor, ya séase adjetivos buenos o malos, siempre podremos llegar a la conclusión de que existen varios tipos del valor del respeto.
Es importante destacar que según a quién se declare este reconocimiento de admiración o de temor, podrá ser de un tipo u otro en función de su acepción y significado.
Aquí iremos a nombrar los distintos tipos o clases de respeto más comunes según con quién se tengan los intereses, para aceptar este término o el destinatario al que vaya referido el valor.
Respeto por temor
Se produce cuando existe un temor o miedo hacia algo o alguien que está por encima o es superior que cualquier persona por alguna razón o circunstancia.
Por lo general, este tipo de respeto es muy frecuente en niños, ya que los adultos son los que tienen la mayor autoridad sobre ellos y por ende los niños emplean un miedo hacia ellos.
Leyendo la palabra temor y miedo, es muy sencillo de imaginar que este es el que más valor negativo posee en su conjunto, además de ser el más antiguo y clásico de todos.
Respeto por admiración
Se tiene una especial atención por algo o alguien que admiramos. Este tipo se suele dar mucho entre los jóvenes, ya séase o de una estrella de cine o un jugador de fútbol en sí que se tiene especial preferencia.
También se produce en los adultos cuando se admira a alguien por hacer algo especial y bueno, que sea de aspecto significativo y positivo al planeta tierra e incluso a políticos y otros personajes.
Es un caso particular de cada persona, que puede variar según la edad y la mentalidad que tenga la persona, sobre todo, la atracción que tenga esa persona sobre una personalidad o personaje.
Respeto por amor
Este es el más puro que une a los seres humanos. Se da por excelencia en un entorno familiar, en las relaciones de pareja también como el amor de una madre hacia un hijo.
A parte de una admiración, existe una atracción de proteccionismo y defensa a aquellos que nos han hecho de manera significativa y los que más importancia tienen personalmente, puede aplicarse en la familia y la pareja.
Es uno de los más comunes que se dan en la sociedad ya que el entorno en sí está rodeado del valor del amor, así se trate como un valor secundario o terciario, siempre estará presente.